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Uno de los objetivos más importantes de cualquier CEO o CFO es asegurar que los procesos de la compañía se realizan del modo más eficiente posible y sin malgastar recursos innecesariamente. De esta manera, para un proceso dado, mientras el rendimiento marginal es aún creciente, sólo se pueden obtener mejores resultados dedicando más costes a ello. Esto se debe a que cada proceso, desde el más simple al más complejo, encierra una relación entre el resultado y el coste de obtenerlo: la función de coste. Que una compañía sea más productiva que su competencia es, en esencia, que disfruta de una función de coste más ventajosa.

Integrar Blockchain en los procesos de negocio es sinónimo a la obtención de ventajas. Esta tecnología, destaca por mejorar la integración, la confianza, la seguridad, la reducción de tiempos, la inmediatez o la transparencia de las relaciones comerciales.

Dentro de estas ventajas, la adaptabilidad del Blockchain da un valor añadido a los diferentes procesos que se presentan ante cualquier negocio y se considera una pieza clave en el éxito de cualquier negocio. Es por esta razón, que la tecnología Blockchain se aplica con éxito en la mejora y transparencia en los siguientes sectores:

Blockchain o cadena de bloques, se puede definir como una revolución tecnológica que está cambiando la gestión de la información digitalizada. A esto, se añade que líderes de opinión como SpiceWorks, Forbes o Computer World estiman que el 60% de las empresas usará Blockchain en diez años.

El estudio compara el grado de implantación de la factura electrónica en España para el período 2017-2018. A lo largo de este período, el número de facturas electrónicas procesadas en 2018 en España ascendió a 181.884.086 documentos, un 14,92% más que en 2017. Del total, 147.953.331 documentos corresponden a transacciones entre empresas (B2B), 22.292.891 a operaciones entre empresas y las administraciones públicas (B2G) y 11.637.864 a ventas de empresas a particulares (B2C).

La AFIP lleva años trabajando en la masificación en la emisión de comprobantes electrónicos. Ya en 2002 la factura electrónica entró en vigor y, en 2007, se inició el cronograma de obligados a emitir e-facturas y comprobantes de pago electrónicos.

Estonia, al igual que otros muchos países de Europa, ha optado por implementar la factura electrónica obligatoria en las contrataciones públicas del país. Esta decisión está recogida en la modificación de la Ley de Contabilidad que se publicó el 27 de diciembre de 2016 y que establecía que todos los poderes adjudicadores (central, regional y local) debían aceptar y procesar facturas electrónicas a partir del 1 de marzo de 2017.

La factura electrónica en Latinoamérica comenzó a utilizarse en los años 90 y, con el nuevo siglo, su implementación se aceleró significativamente. El primer modelo de facturación electrónica fue liderado por Chile en 2003 con la idea de aumentar la competitividad y eficiencia del mercado, mejorar los procesos de cumplimiento, administración, recaudación y supervisión y mejorar el control tributario.

A pesar de la ya veterana legislación contra la morosidad, y de la mejora del periodo de pago de la administración pública gracias a la factura electrónica, España sigue siendo un país de pagadores perezosos. Según Cepyme y Euler Hermes, cobramos de media a 80 días, sólo mejor que en China, Italia, Grecia y Turquía. El 70% de la deuda comercial que emitimos entra en mora, siquiera unos días, el retraso medio pago registrado para España.

En los últimos meses, la factura electrónica se ha reactivado en Ecuador gracias a los nuevos grupos de obligados que continúan impulsando la factura electrónica y la transformación digital del país.