El impacto de la Ley Crea y Crece y la factura electrónica en la estabilidad financiera empresarial
La morosidad es uno de los grandes retos dentro del ecosistema empresarial español, especialmente para las pymes, que son las más vulnerables ante posibles retrasos en los pagos. Esto se ve reflejado en los datos, ya que más del 50% de las pymes españolas reportan retrasos en los pagos por parte de sus clientes, por lo que tienen que dedicar hasta el 15% de su tiempo a la gestión de cobros pendientes.
Las grandes empresas tampoco están exentas. Aproximadamente el 40% pueden llegar a experimentar tensiones de liquidez por retrasos superiores a 90 días.
Por lo tanto, la morosidad afecta directamente al flujo de caja, limita la capacidad de inversión y crecimiento y, en la mayoría de los casos, conduce a la imposibilidad de cumplir con las obligaciones económicas contraídas.
En este contexto de incertidumbre, la Ley Crea y Crece y la factura electrónica surgen como herramientas clave para abordar estos 2 problemas: la morosidad y la insolvencia.
La Ley Crea y Crece, un proyecto para un ecosistema empresarial más justo y transparente
La Ley Crea y Crece nace con 3 objetivos muy marcados: luchar contra la morosidad comercial, digitalizar las empresas y reducir el fraude fiscal. Dentro de esta ley se establece la obligación del uso de la factura en las transacciones B2B.
Con la puesta en marcha de la Ley Crea y Crece se pretende conseguir un clima empresarial justo y competitivo, donde todas las empresas puedan operar con mayor seguridad financiera. Un entorno donde las transacciones comerciales y el cumplimiento de los plazos de pago sean la llave para reducir las (posibles) situaciones de insolvencia económica causada por retrasos en los pagos.
Este proyecto reforzará la confianza entre empresas y proporcionará una base sólida para fomentar relaciones comerciales más estables y duraderas.
La factura electrónica como elemento clave para combatir la morosidad
La implementación de la factura electrónica no solo se plantea como un requisito legal, sino como una oportunidad para mejorar la gestión de las empresas y fortalecer sus relaciones comerciales.
El uso de la factura electrónica aporta beneficios directamente a la operatividad y estabilidad financiera de la empresa.
Las empresas pueden automatizar sus procesos y tener una visión completa del registro de todas las transacciones comerciales. Esto supone un control total en tiempo real de todas las facturas y la identificación y corrección de errores humanos para reducir significativamente el riesgo de retrasos en los pagos.
Contar con un sistema digital de facturación también facilita una gestión más precisa del flujo de caja. Así, las empresas pueden priorizar los cobros en función de las fechas de vencimiento y monitorear proactivamente el estado de cada una de las transacciones.
Además, se abren oportunidades para acceder a servicios financieros complementarios, como el anticipo de facturas, lo que contribuye a mejorar la liquidez empresarial y a prevenir tensiones financieras que puedan derivar en insolvencias.
En definitiva, la factura electrónica actuará como una herramienta tecnológica al servicio de la gestión empresarial y como un catalizador para las relaciones comerciales entre empresas.
El efecto dominó de la morosidad comercial
Cuando una empresa no recibe sus pagos a tiempo, se ve obligada a retrasar los suyos propios, generando un efecto dominó que impacta en toda la cadena de suministro. Este proceso cíclico crea y aumenta la dependencia de financiación externa, elevando los costes financieros y la continuidad del negocio. Es decir, comienza un círculo vicioso.
En el caso de las pymes, el impacto es bastante notorio porque suelen operar con menores márgenes económicos y liquidez.
De acuerdo con un estudio realizado por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), cerca del 45% de las pymes afectadas por la morosidad experimentan problemas significativos para acceder a financiación bancaria debido a su escasa liquidez. Además, sectores como la construcción y el comercio minorista han reportado que hasta el 30% de las quiebras empresariales están vinculadas directamente a retrasos en los pagos por parte de clientes.
Soluciones digitales para reducir la morosidad e insolvencia
La tecnología se ha convertido en una aliada esencial para combatir la morosidad comercial, permitiendo a las empresas optimizar su gestión financiera y evitar los riesgos asociados a los retrasos en los pagos.
Al conectar la factura electrónica con sistemas ERPs, las empresas pueden configurar alertas automáticas que notifiquen sobre los vencimientos próximos con el objetivo de prevenir retrasos y gestionar las prioridades de los cobros de manera más eficiente.
Las soluciones digitales también automatizan procesos clave como la generación de recordatorios y avisos de cobro.
Por otro lado, a través de herramientas de análisis predictivo, las empresas podrán identificar patrones de pago y prever riesgos de liquidez para tomar decisiones más acertadas sobre su planificación financiera y anticiparse a problemas derivados de la morosidad.
Estas herramientas no solo ayudan a las empresas a mantener un control más efectivo de sus operaciones financieras, sino que también refuerzan su capacidad para adaptarse a imprevistos y garantizar una gestión más eficiente en un entorno empresarial cada vez más exigente.
La factura electrónica y Ley Crea y Crece como aliados empresariales
La combinación de la Ley Crea y Crece con la factura electrónica representa un avance significativo en la lucha contra la morosidad en España. Estas medidas permiten a las empresas operar en un entorno más transparente, con menor riesgo financiero y mayores oportunidades de crecimiento.
Además de cumplir con las exigencias legales, adoptar estas herramientas tecnológicas es una inversión en la estabilidad y competitividad de las empresas. En un mercado cada vez más exigente, contar con procesos eficientes y un flujo de caja saludable es clave para garantizar la sostenibilidad y el éxito a largo plazo.