Es la guía perfecta para conocer a qué se enfrenta su empresa si quiere utilizar la factura electrónica de forma global.
Al igual que en el resto de la Unión Europea, Bélgica aplicará en 2019 la Directiva 2014/55/UE del Parlamento Europeo y del Consejo en busca de la implantación de la factura electrónica en la administración pública.
Para ello, la BOSA, creó la plataforma Mercurius basada en ePRIOR (plataforma desarrollada y usada por la Comisión Europea) y que utiliza el formato e interoperabilidad de PEPPOL para facilitar el intercambio de las facturas.
La primera región que estableció la obligatoriedad de la factura electrónica en Bélgica fue Flandes que , ya en 2016, hizo obligatorio la e-factura B2G. Unos años después, el 1 de enero de 2018, el Gobierno belga amplió esta obligatoriedad de uso de la factura electrónica a aquellas entidades federales que facturasen más de 135.000 euros, fomentando el uso de e-factura entre las empresas y las AAPP de todo el país federal. Por último, está previsto para 2019 que, finalmente, la factura electrónica esté presente en todas las contrataciones públicas del país.
El Gobierno belga, con el fomento del uso de e-factura en empresas y en las Administraciones Públicas de todo el país y, de acuerdo con los estudios del Servicio Belga de Administración Simplificada, esperaba que, con la tramitación electrónica de mil millones de facturas intercambiadas en Bélgica se generaran ahorros de al menos 3,5 mil millones de euros por año. Un gran ahorro de costes que demuestra que la factura electrónica supone una gran ventaja para el país que la implementa.
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