Autor: Cristina Chicote 09/02/2024
La morosidad es uno de los factores de mayor riesgo a los que se enfrentan las empresas, que unido a la incertidumbre de no conocer los momentos de cobro sobre las ventas, provoca que en múltiples ocasiones las empresas pierdan dinero no por su actividad propiamente dicha, sino por la falta de claridad en los cobros sobre sus productos y/o servicios.
Esta situación de poca certeza en la gestión del corto plazo de las empresas se ve aún más incrementada por la situación económica actual, ya que, según un reciente informe por parte del Banco de España, el nivel de incertidumbre que existe en torno a la situación macro financiera de la economía global y española, se mantiene elevado.
Los principales riesgos son un incremento del riesgo geopolítico unido al riesgo a la baja sobre el crecimiento económico.
Además, el último ejercicio de previsión del Banco de España ha supuesto revisiones a la baja del crecimiento para 2024 y 2025, como consecuencia de una menor demanda externa, un contexto de bajo crecimiento en el conjunto de Europa, un endurecimiento adicional de las condiciones financieras y un repunte del precio del petróleo.
En la situación económica actual, donde la inestabilidad económica es protagonista del mercado, la necesidad de buscar estabilidad en la empresa y garantizar una buena salud financiera pasa por variables basadas en la optimización de los procesos para reducir errores y mejorar su estructura económica y financiera.
Una de las vías para mejorar esta situación se centra en garantizar un buen nivel de circulante, una óptima gestión del corto plazo y tener un balance adecuado entre obligaciones de pago y derechos de cobro.
El factoring es un instrumento de financiación del circulante y, de manera muy esquemática, lo que hace es trasladar el riesgo de impago de los clientes de una empresa a una entidad financiera o entidad de factoring.
Mediante una cesión de la cartera de clientes, la empresa elimina riesgos. Es decir, a través de los créditos comerciales la empresa reduce todo riesgo de impago y asegura los cobros en un plazo conocido de las obligaciones contraídas por parte de sus clientes.
En una operación de factoring hay tres partes implicadas:
La principal ventaja del factoring es que dota de solidez a la estructura financiera de la empresa, asegurando el ciclo de cobro de las facturas y evitando trabajo administrativo. Asimismo, cabe destacar otros beneficios como:
A través de este instrumento de financiación se simplifica la gestión del circulante, asegurando los cobros no solo en importe sino también en el momento. Como resultado, la empresa puede gestionar el corto plazo de manera más eficiente y eficaz, dándole la posibilidad de negociación con proveedores u otras obligaciones de pago, e incluso, pudiendo facilitar a la misma la posibilidad de rentabilizar sus excedentes de tesorería.
El impacto en los estados financieros de la empresa repercute en una mejora de las ratios de solvencia y liquidez, un aspecto clave para los accionistas. Además, afecta a la capacidad para obtener otro tipo de financiación que requiera la empresa para su crecimiento y, además, mejora su posición crediticia frente a terceros.
En SERES, líderes en transformación digital, además de ofrecer a nuestros clientes las herramientas más novedosas en digitalización de los procesos de compra y ventas, damos un paso más y complementamos estas funcionalidades con la optimización de la cadena de suministro asegurando los cobros y facilitando los pagos.
La automatización es una herramienta que facilita la visión de la empresa a nivel interno y frente al mercado, en SERES somos conscientes de esto y nuestras herramientas se basan en la transparencia y trazabilidad de cada una de las acciones de la empresa.
Nuestras funcionalidades se complementan con herramientas financieras, tanto de cobros como pagos, que hacen que nuestros clientes puedan tener una gestión más eficiente de su circulante. En SERES no solo buscamos digitalizar la cadena de suministro, también queremos garantizar el flujo de caja, que es la base del crecimiento en un primer nivel.