La crisis generada por el coronavirus provocó, a principios de año, un parón empresarial a nivel mundial. El impacto económico se ha notado en todos los sectores y todo apunta a que también afectará al mundo del Intercambio Electrónico de Documentos (EDI). No obstante, al igual que sucede con la facturación electrónica, el panorama para este sector no es tan desalentador.
De acuerdo con el último informe “Perspectivas económicas mundiales”, publicado por el Banco Mundial, en 2020, la economía mundial se reducirá un 5,2%. En un primer momento, todo lleva a pensar que la bajada en las inversiones empresariales también afectará a las nuevas tecnologías, sin embargo, si hay una herramienta que durante la pandemia contribuyó a la supervivencia de los negocios, esa es la digitalización.
Como es lógico, en los últimos meses, las compañías han cancelado y/o pospuesto una gran cantidad de operaciones comerciales, por lo que, a corto plazo, el uso del EDI se verá temporalmente restringido. A pesar de esto, no se prevé que, a largo plazo, la crisis tenga un impacto negativo en el Intercambio Electrónico de Documentos. Las empresas que llevan años trabajando con esta tecnología, lo seguirán haciendo; por otra parte, la tendencia hacia el intercambio de mensajes electrónicos y automatizados es una lógica natural, y no una moda a corto plazo, por lo que las empresas que aún no trabajan con EDI, lo implementarán.
¿Qué ventajas aporta el EDI al negocio?
El Intercambio Electrónico de Documentos ha revolucionado la relación entre las empresas y, también, entre los diferentes departamentos de estas, optimizando procesos clave como son las compras y ventas, mejorando las relaciones comerciales, evitando errores y reduciendo costes.
Gracias a la trazabilidad que ofrece, se pueden monitorear los procesos de mensajes EDI y extraer la información que se desee de forma remota, algo que es especialmente útil en tiempos de coronavirus.
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