Es la guía perfecta para conocer a qué se enfrenta su empresa si quiere utilizar la factura electrónica de forma global.
Al igual que ha sucedido en muchos otros países, Italia decidió que la factura electrónica debería adoptarse de manera escalonada. De esta forma, el 1 de julio de 2018, tras la entrada en vigor de la Circular 8/E/2018, las empresas de carburantes y los subcontratistas del Estado comenzaron a operar con facturas electrónicas.
Finalmente, el 1 de enero de 2019, la obligatoriedad se extendió a todos los actores económicos del país. Esto ha convertido a Italia en el primer país de Europa y miembro de la Unión Europea en establecer como obligatoria la e-factura en el entorno B2B.
La masificación de la factura electrónica en Italia ha sido un éxito rotundo. A principios de este año, el Ministerio de Economía y Finanzas anunció que se habían intercambiado más de 2.000 millones de facturas a través del Sistema de Intercambio, la plataforma de factura electrónica puesta en marcha por el Gobierno.
Durante estos primeros 12 meses, casi 4 millones de empresas emitieron 2 billones de documentos fiscales electrónicos, lo que equivale a 2.926 billones de euros facturados. De todas las facturas tramitadas a través del Sistema de Intercambio, el 54% corresponden a intercambios entre empresas (B2B), el 44% entre empresas y clientes (B2C) y el 2% entre empresas y organismos públicos (B2G).
En 2014, con la entrada en vigor de la obligatoriedad en B2G, la Agenzia delle Entrate estableció el formato FatturaPa como obligatorio para el envío y recepción de e-facturas a través del Sistema de Intercambio.
Además, como miembro de la Unión Europea, la Ley italiana sobre facturación electrónica está adaptada a la norma europea. Por ello, en dicha Ley también cita la posibilidad y aceptación del uso de cualquier otro formato que sea aprobado por la Unión Europea.
Es la guía perfecta para conocer a qué se enfrenta su empresa si quiere utilizar la factura electrónica de forma global.