La economía española lleva creciendo 6 años seguidos y muchas empresas notan esta mejora respecto a la época de crisis. Sin embargo, 3 de cada 4 compañías no cobran sus facturas a tiempo. La amenaza de una nueva crisis en la Eurozona corona la lista de preocupaciones de los CFOs. El nivel de impacto de la incertidumbre financiera y económica externa sobre su empresa ha aumentado un 14% en el último año llegando al 42%, según el Encuesta a la Dirección Financiera en España realizada por Deloitte.
Por tanto, es importante que las empresas españolas no se descuiden y vigilen mucho un elemento clave para su supervivencia: la liquidez. Te contamos algunas de las principales casusas de su ausencia y también las consecuencias.
¿Cómo saber si una empresa tiene problemas de liquidez? Básicamente, analizando si tiene capacidad de pago inmediata, para lo que existen varias ratios, como:
Que el Periodo Medio de Cobro (PMC) aumente de un año a otro “tan solo” 2 o 3 días puede suponer que al final del año echemos en falta decenas o incluso cientos de miles de euros para una empresa mediana o grande.
Pese a que la digitalización es una prioridad, muchos de los procesos de back office siguen siendo manuales, como:
Este tipo de procesos carecen de la trazabilidad de la facturación electrónica y por tanto no ayudan a reducir la opacidad del proceso de cobro: ¿ha llegado bien la factura? ¿La ha recibido quien la debía recibir? ¿Se ha quedado olvidada en un cajón?
Generalmente, los problemas de liquidez son temporales y pueden explicarse por factores externos, como la volatilidad de los mercados, disrupciones tecnológicas o el lanzamiento de un producto. No obstante, los retrasos en los pagos son estructurales y, si una empresa se retrasa de manera sostenida, poco a poco pueden ir minando la liquidez de sus proveedores. Esto puede suponer tener la necesidad de solicitar un crédito… cuando en realidad, si los cobros se ajustasen a los plazos, no sería necesario.
La mayoría de las empresas lo solucionan con lo que la intuición sugiere: reclamar de manera más insistente y dedicar más personal a ello. Es un método efectivo, pero no el más eficiente: la tecnología de automatización permite ser proactivos, enviar alertas, detectar patrones de riesgo de impago en los clientes…Y ahorrando los recursos y el tiempo del personal asignado a ello.
En definitiva, no cobrar a tiempo significa que al final del ejercicio haya menos dinero en la tesorería de la empresa. Es una ineficiencia común y que muchas veces pasa inadvertida y que, sin embargo, puede carcomer la liquidez de una organización. Comprender el funcionamiento de este fenómeno es vital para ponerle freno.