Cuántas veces los gestores de las empresas han renunciado a la posibilidad de acceder a ayudas, subvenciones, financiación alternativa… porque los procesos de solicitud son complejos y tediosos y de dudoso éxito. La realidad es que quien vence estas barreras de entrada a veces lo consigue.
Las administraciones públicas ofrecen multitud de oportunidades, pero el formato para disfrutarlas desanima. Lo mismo ocurre con modelos de financiación alternativos como el factoring. Al final, es más sencillo solicitar una póliza de crédito o un simple crédito. Sin embargo, la situación está cambiando a mejor, gracias a la factura electrónica.
Ahora más fácil
Las herramientas tradicionales de factoring, tradicionalmente bancario, exigen la cesión durante un tiempo, de todo el tráfico comercial. Es decir, cedemos todas las facturas que emitamos en el futuro a uno o varios clientes. Generalmente esto exige una cesión notarial. Es una operación compleja y rígida, y que habitualmente incorpora costes y comisiones ocultas.
Existen, por otra parte, las entidades de crédito fácil, que ofrecen anticipo de las mismas de una manera rápida y sencilla. El problema radica en la comisión que exigen, estratosférica en la mayoría de los casos, y las consecuencias que puede tener cuando finalmente no se recibe el pago de la factura. La respuesta de estas empresas credi-fácil al impago es fulminante, y muchas veces puede acarrear serios problemas a los departamentos financieros de las empresas.
Los bancos o entidades financieras, también ofrecen la posibilidad de abrir una línea de crédito de la que ir ayudándose para acarrear los gastos e inversiones necesarias mientras se recibe el cobro, pero generalmente está limitada a unos pocos privilegiados, ya que estas entidades financieras no están por la labor de arriesgarse demasiado y sólo se da en contados casos de larga relación y confianza entre ambas partes,
Por todo esto, el anticipo puntual de facturas o Receivables Finance, es una operación mucho más flexible y transparente. Se cede el derecho de cobro de una sola factura, cuando se necesita, y a un precio conocido. Sin otros costes y compromisos.
La implantación progresiva de la factura electrónica en todo tipo de empresas está permitiendo simplificar y hacer más accesible para todos estos tipos de nuevos modelos de financiación.
La factura electrónica elimina procesos y los automatiza, evitando los errores humanos, y mejora y simplifica el acceso a la información, su conservación y gestión. La información sale del ERP -programa de gestión- del emisor a la factura y, cuando llega al destinatario, se incorpora directamente al ERP del cliente. Por decirlo en términos analógicos, es una información de primera generación, de calidad. Además, su uso supone importantes ahorros para la empresa y mejora el respeto al medio ambiente.
De acuerdo con este esquema, la factura electrónica aporta una alternativa a las empresas que realizan operaciones de cesión de facturas, además, de contribuir a mejorar la eficiencia operacional del sistema financiero en general. La automatización del proceso favorece la reducción (o eliminación) de los posibles errores que puedan producirse en la gestión y, de esta manera, mejora radicalmente la eficacia en todas las gestiones relacionadas con esas facturas.
Por otra parte, al tratarse de una firma electrónica certificada y reconocida, es más segura y, al ser más segura, la compañía que compra del derecho de cobro puede verificar fácilmente al emisor del documento. En paralelo, ofrece nuevas vías para obtener la conformidad del deudor y la toma de razón -notificación al deudor de que la factura ha sido cedida y, como la firma electrónica es totalmente legal, se puede realizar la operación perfectamente.
Gracias al valor añadido que aporta la factura electrónica al anticipo de facturas, se facilitan y simplifican las opciones de financiación, se amplían los periodos para poder financiarse, al reducirse los tiempos de gestión. Por tanto se produce un ahorro de costes. Por último, cabe destacar que la factura electrónica provee la integración y automatización entre la cadena de suministro y la cadena financiera.
