Hace más de una década que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) creó el primer sistema de comprobantes fiscales digitales de México, convirtiéndolo en el segundo modelo de factura electrónica en implantarse en Latinoamérica. Este logro, cuyo punto de partida se remonta a finales de la década de los 90, fue vanguardista a nivel mundial y, además, permitió que el nivel tecnológico de México superara al de la mayoría de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
No cabe duda de que, en la década de los 90, se produjo una gran transformación digital en la sociedad. Las nuevas tecnologías de la información se introdujeron con fuerza en el día a día de las empresas mexicanas y esto hizo que, en 1997, surgiera la inquietud por contar con un sistema de emisión de comprobantes fiscales digitales. Así, 45 empresas afiliadas al AMECE, hoy en día AMECE GS1, crearon el “Comité de Factura Electrónica” y solicitaron a las Autoridades Tributarias la inclusión de este tipo de tecnología en el marco jurídico tributario.
Ante esta iniciativa, el SAT, que entre sus tareas está la creación de las condiciones más propicias posibles para que los contribuyentes cumplan con sus obligaciones tributarias, comenzó a desarrollar un modelo de facturación electrónica basado en las necesidades requeridas por las empresas mexicanas.
Finalmente, el 5 de enero de 2004 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una reforma del Código Fiscal de la Federación para adicionar un capitulo en materia de medios electrónicos. En el cual, no sólo se establecía el uso de la Firma Electrónica Avanzada “Tu fim@” en las comunicaciones con la Administración, sino que introducía un nuevo sistema de emisión de comprobantes: el Comprobante Fiscal Digital.
A lo largo de 2005 aparecieron las primeras 236 empresas que registraron 139,509 operaciones de emisión de comprobantes en México. Así, la factura electrónica en México se hizo realidad y, con la publicación de la Sexta Resolución de Modificaciones a la Resolución Miscelánea Fiscal del 3 de octubre de 2006, quedaron establecidas las especificaciones para la emisión y el envío de los comprobantes fiscales digitales.
La entrada en escena de este sistema fue opcional, y aquellas empresas que comenzaron a emitir sus comprobantes fiscales por medios electrónicos pudieron elegir entre dos modalidades de emisión: por medios propios o a través de un prestador del servicio de generación y envío de los comprobantes, es decir, un proveedor de factura electrónica.
A pesar de la voluntariedad, la obligatoriedad estaba en camino. Su inicio quedó establecido el 7 de diciembre de 2009 cuando se publicó en el DOF una nueva reforma del Código Fiscal Federal que establecía que, a partir del 1 de enero de 2011, los comprobantes deberían ser emitirlos mediante documentos digitales a través de la página de Internet del Servicio de Administración Tributaria.
Esta notica hizo que, durante todo el 2010, muchas empresas se adaptaran a facturar electrónicamente a través del Comprobante Fiscal Digital (CFD). El 14 de septiembre de ese mismo año, el SAT publicó en el DOF la creación de un nuevo sistema de facturación electrónica: el Comprobante Fiscal Digital a través de Internet (CFDI); junto con un comprobante en papel con Código de Barras Bidimensional (CBB) para aquellos contribuyentes que tuvieran ingresos menores a $4,000,000 de pesos.
De esta manera, desde finales de 2010 hasta 2014 tres sistemas de facturación por medios electrónicos convivieron en México: el Comprobante Fiscal Digital por Internet, el Comprobante Fiscal Digital y el Código de Barras Bidimensional.
El 1 de enero de 2011 entró en vigor la obligación de emitir comprobantes fiscales en formato digital. A esta fecha, aquellos contribuyentes que entre 2009 y 2010 habían optado por la modalidad de medios propios, a partir de 2011 pudieron emitir sus comprobantes sin necesidad de un proveedor. Pero, si por el contrario no habían optado por los medios propios, a partir del 1 de enero de 2011 tuvieron la obligación de emitir CDFI; a excepción de aquellos contribuyentes cuyos ingresos eran inferiores a $4,000,000 de pesos, los cuales pudieron optar por la opción de emitir bajo el sistema CBB.
El hecho de que actualmente la factura por medios electrónicos sea obligatoria para todos los contribuyentes de México no sólo ha convertido al país en el líder de la facturación digital mundial, sino que gracias a ello, el Gobierno mexicano ha podido generar mejores herramientas para facilitar el cumplimiento de las obligaciones fiscales, detectar posibles casos de evasión y de incumplimiento de obligaciones y aportar mayor seguridad. De hecho, en México se generan 200 facturas electrónicas por segundo y, a abril de 2017, se han registrado en el SAT más de 28,275,737,084 comprobantes digitales y autorizado un total de 76 PAC.
SERES ha desarrollado un Whitepaper sobre la “Situación de la Factura Electrónica en Latinoamérica” que recopila en detalle los avances que se esperan en Latinoamérica (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guadalupe, Guatemala, Guayana Francesa, Honduras, Martinica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).
Es la guía perfecta para conocer a qué se enfrenta su empresa si quiere utilizarla de forma global.