La factura electrónica en Panamá tuvo su primera aparición en diciembre de 2016, con la creación de un Comité Ejecutivo presidido por el Ministerio de Economía y Finanzas, MEF, con el fin de establecer un modelo de facturación ajustado al contexto socio-económico del país que mejorara la fiscalización del pago de impuestos y modernizara las operaciones de las empresas, generando una mayor eficiencia.
En este sentido el proyecto de factura electrónica, encabezado por la Dirección General de Ingresos, DGI, cuenta con varias etapas: diseño, construcción, plan piloto y masificación. Y, con su implantación la DGI pretende alcanzar beneficios como unos ahorros entre el 20% y el 80% en los costes relacionados con la impresión, el envío, la validación y el almacenaje; potenciar y facilitar los negocios; automatizar y simplificar el cálculo de los impuestos y el proceso de declaración; y reducir los niveles de incumplimiento y fraude fiscal.
Para la ejecución del proyecto, Panamá optó por un proceso participativo y de consulta que incluía representantes de asociaciones, gremios y diversas entidades tanto del sector privado como del sector público, que actuaron a través de diversos comités con el objetivo de analizar y tomar decisiones sobre la implantación del nuevo modelo de facturación electrónica en Panamá.
De este modo, durante 2017 tuvieron lugar las dos primeras fases del proyecto: diseño y construcción. A lo largo del primer semestre del año se procedió al diseño conceptual del formato y arquitectura del modelo de la factura electrónica en Panamá; el cual, estuvo a cargo del Centro Interamericano de Administración Tributaria y que recoge la realidad panameña, mejores prácticas y experiencias internacionales.
En esta fase, también se contó con la realización de una encuesta de febrero a mayo a 370 miembros de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, CCIA, para que evaluaran los beneficios que estaba aportando la e-factura a las empresas. Entre los resultados, se obtuvieron unos ahorros de más del 75% de los costos relacionados a la impresión de facturas, almacenamiento, distribución y costos de cálculos contables, y un incremento promedio del 84% en la productividad.
La segunda fase del proyecto, que tuvo lugar durante el segundo semestre del 2017, permitió la construcción y aprobación del nuevo sistema de e-factura que sería utilizado por las empresas participantes de las pruebas piloto de la siguiente fase.
El primer semestre de 2018 ha comenzado con las primeras pruebas y el plan piloto del nuevo sistema. En él, participan 30 empresas de diversos sectores de la economía panameña que, voluntariamente han solicitado participar en dicho plan piloto. El objetivo central del piloto es poner a prueba el diseño establecido de facturación electrónica para Panamá y, de ser necesario, realizar los cambios necesarios.
Tras el plan piloto, la DGI prevé materializar el proyecto y pasar a la última fase, la masificación; la cual comenzará con un periodo breve de voluntariedad en el que coexistirán el uso de la factura electrónica y los equipos fiscales y continuará, en 2019, con el primeras etapas de obligatoriedad.
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